En los últimos años el sector inmobiliario se encontraba marcando un ritmo de crecimiento en la industria de la construcción. Para el 2020 se proyectaba un incremento de 4.2%. Sin embargo, la crisis del Covid-19 vino a alterar las proyecciones y metas previstas para este año.
Pero luego de la pausa obligada por causa del coronavirus, ya se empiezan a percibir signos positivos en las perspectivas de actividades inmobiliarias. Según proyecciones del Banco de Guatemala (Banguat), entre junio y octubre se pasó de un -2.5 % a -1.5 %. Si bien no es un crecimiento, la caída es menor a lo previsto a mitad del año.
Asimismo, se ve un repunte en la industria de la construcción en 2021. Según el Banco Central, crecería 7%, alcanzando un 5.1% en la participación del PIB. Siendo mejor la recuperación prevista.
En estos momentos de incertidumbre, existe la necesidad de reinventarnos, de ser mucho más proactivos y estratégicos. Son tiempos de resiliencia también en el sector inmobiliario.
Frente a esta necesidad de cambios, nos vemos ante el reto de evolucionar. Debemos pensar y visualizar qué factores pueden jugar a nuestro favor. Tenemos que encontrar nuevas formas de renovarnos, comercializar, vender y atender de una mejor manera a los clientes. Hoy más que nunca el servicio al cliente toma mayor relevancia.
El interés del comprador (demanda) pudo haber cambiado por el momento con base a que sus necesidades se vieron modificadas. Pero los desarrollos inmobiliarios no evolucionan a la misma velocidad con la que el mundo cambia hoy.
Pertenecemos a una industria que ha innovado muy poco en los últimos 100 años. Si tenemos nuevas tecnologías de diseño y desarrollo como la metodología BIM, contamos con nuevos procesos para construir y nuevos materiales y profesionales mucho mejor capacitados y con mayor conocimiento.
Pero la industria abarca mucho más que esto y en cada proyecto cada vez se involucran más y más personas, entidades y procesos burocráticos que, sumados a la creciente competencia y oferta, nos obliga a una búsqueda constante de innovación y renovación.
La pandemia y la crisis económica nos obliga una vez más a reinventarnos. No será la última crisis económica que nos afectará y sumado con la poca demanda, alta oferta en el mercado y nuestro instinto de supervivencia, sabemos que los proyectos y desarrolladoras que sobrevivan de esta crisis, contarán con proyectos muy interesantes y con propuestas de valor nunca antes vistas.
Debemos verlo como una nueva oportunidad. Existen herramientas para hacerlo. Hace pocos meses nunca nos imaginamos que un gran porcentaje de la economía se desarrollaría de una forma virtual y esto me lleva a preguntar: ¿Cuáles son las perspectivas del sector inmobiliario para el último trimestre del 2020?
Sin duda alguna sé que veremos un incremento en la confianza del sector. El fin del estado de Calamidad resultó en un repunte de la economía en todos los sectores. Por supuesto que no podemos pecar de optimistas y siendo objetivos, hay muchos proyectos en desarrollo que se vieron seriamente afectados.
La mayoría de ellos sufrió un atraso en sus proyecciones de ventas, construcciones y en las fechas de entrega y cierre. Muchos otros que aún no habían salido a venta o iniciado construcción, se pospusieron. Pero la vida de cada proyecto es muy larga y es prácticamente imposible que un proyecto de mediana o gran escala no sufra retrasos en su vida de desarrollo. Por esta razón se planifica un proyecto y se consideran imprevistos de distintos porcentajes de incidencia según su escala y tiempo de desarrollo.
Tenemos aún tres meses por delante en este 2020. Debemos trabajar tres veces más, ser más eficientes, reinventarnos, innovar y mejorar el servicio al cliente. Tenemos las herramientas para hacerlo y tenemos la voluntad de los guatemaltecos de sacar el país adelante. Está en nosotros ver este año como un año de transición y de mejoras.
Arq. Álvaro Robles